martes

Todavía no sé lo que vi en ti.
Nos presentaron y al instante te amaba
como si nos conociéramos de otra vida.
Pero pasa el tiempo y comprendo que nunca has entrado
en mis planes,
nunca pensé que pudieras ser algo más
que el desagüe de mis sueños; un cadáver
en la mesa del desayuno.

Sin dejar de hablar
como siempre que amaneces a mi lado
te abalanzas sobre el café envuelta en mi albornoz
enumeras alegremente los defectos de mi casa
la cisterna gotea, los cristales están sucios
deberías colgar cortinas en el salón y poner
alfombras en invierno, dices
o mejor cambiar de piso y vivir juntos.

Compadezco
esa magdalena que ha caído en tus manos
y desmigajas con la uña sin prestarle atención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario