martes

He conseguido llenar un año entero de tristeza
aunque sepa sonreir a las mujeres
en los bares. ¿y eso qué tiene que ver conmigo?
La verdad siempre se esconde más allá
de nuestra experiencia.
Quizá debería comprender que lo que me pasa
es tan poco importante como lo que no me pasa,
y que en la introspección de uno mismo
se corre el riesgo de ver el alma tan profunda
como negro el infinito.
Pero hasta un ateo como yo sabe
que no todo depende de la voluntad del hombre
y que la atracción de las cosas -cuestión de física
y no de teología- acabará por provocar
algún movimiento a mi alrededor
convocando hechos y no palabras.

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