viernes

Me gusta desayunar en la cama
mientras duermes
a mi lado
como una chiquilla: la rodilla al mentón y la espalda
blanca, curvilínea
y la respiración profunda como el agua en un pozo.
Pero esta mañana me reflejo en tu cuerpo y me veo envejecer.
Hundiría mi sexo en tu carne
como cuchillo en mantequilla
para despertarte. Pero da miedo.
Da miedo pensar mi sexo
como cuchillo
por eso me alejo de tu sueño
y me acabo la tostada con los pájaros del jardín.

Antes de salir
abro la ventana de nuestra habitación
para que escapes volando, colibrí.

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