viernes

Hace tiempo dejé

mi vida abandonada

como un vagón en una vieja estación de tren.

Ya nadie sube para viajar

entre estepas nevadas

ni prados ni montañas:

ahora el éxodo se hace a pie.

Cada uno carga con el fardo de su destino y avanza

seguro de sus fuerzas

alargando el camino y evitando su fin.

Ya es hora de abandonar esta carcasa

de madera que me retiene y calzarme

un par de buenos zapatos y cruzar

esos prados y montañas y respirar

entre peñascos y beber

de las fuentes del azar y dejar

que me sorprenda el olor a mar

a nieve a polvo y la lluvia en la cara

y el miedo en el bosque

y la luna y el sol y el fin de este poema

para levantarme y empezar

a andar andar andar.

martes

Una araña
intenta
infructuosamente

trepar

por el cristal de la ventana.

Sube cinco
o diez
centímetros
y vuelve a caer.
Lleva así

más de media hora.

La observo

curioso
sin ayudarla

y me siento

como ese Dios perezoso
que se entretiene

observando

al hombre

pelearse

con su vida

levantarse

y volver a caer
y no mueve

un solo dedo
para
ayudar-
nos
.