martes

Necesito un impulso redentor
que me lance sin peso
por encima
de mis temores diurnos.
Sólo en el sueño
sueño. Sólo entonces creo
en el sonido de mi voz. Pero
así que amanece, esta
se convierte en tumba. En ataúd
de mis palabras. En tapón
de mi garganta, y yo me ahogo.

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