miércoles

Alargué el brazo
queriendo sentir tus labios
al otro extremo
de la cama
y solo hallé mi dolor
arañándome la mano
y te culpé.
Oxidé mi cuerpo
como un soldado de hojalata
y ya no se puede jugar.
Me alegro de ello
Hay demasiado ruido en la ciudad
de los hombres libres
uno se confunde
y ya no puede pensar.
Aunque quizás se trate de eso.
El deseo es vulnerable
si da más de lo que recibe
y el miedo un armario
puesto delante de la puerta
para colgar el alma de una percha
cuando uno llega a casa.

3 comentarios:

  1. Yo quemé mi armario hace tiempo. Salí de él y lo quemé, no fuera a ser que la tentanción y el miedo me hicieran volver a entrar.

    Yo creo que habría que quemarlos todos, y dejar las almas encueros, para que todos nos pudieramos ver tal como somos.

    Una abraçada nen.

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