Hace tiempo dejé
mi vida abandonada
como un vagón en una vieja estación de tren.
Ya nadie sube para viajar
entre estepas nevadas
ni prados ni montañas:
ahora el éxodo se hace a pie.
Cada uno carga con el fardo de su destino y avanza
seguro de sus fuerzas
alargando el camino y evitando su fin.
Ya es hora de abandonar esta carcasa
de madera que me retiene y calzarme
un par de buenos zapatos y cruzar
esos prados y montañas y respirar
entre peñascos y beber
de las fuentes del azar y dejar
que me sorprenda el olor a mar
a nieve a polvo y la lluvia en la cara
y el miedo en el bosque
y la luna y el sol y el fin de este poema
para levantarme y empezar
a andar andar andar.
Tu mateix et dones la solució. Deixar les velles carcasses i començar a caminar amb aire fresc, sense por a mullar-se la cara. Així és com es troba la felicitat.
ResponderEliminarUna abraçada, bonic.
Fran
y sentir, y reir, y gritar, y correr, y saltar y sobre todo, disfrutar de cada ricón en tu nuevo viaje, da igual el calzado, nuevo, viejo, bueno o malo... quizás hasta descalzo...lo importante es caminar con paso firme y darse uno cuenta a cada pisada que la huella que deja le gusta, le llena...
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